miércoles, 18 de mayo de 2011

El discurso (Cap 8)

 
Para tal ocasión, asistieron al Concilio cuatro arcángeles representando a otros muchos que, aún estando ausentes, mantenían permanente contacto telepático con ellos. Se trataba de Miétler arcángel, del Arco Operativo America del norte, Ubel arcángel, del Arco Operativo euro-africano,  Balú-Zilánga arcángel, del Arco Operativo Europa central y el muy sabio y juicioso Húbx arcángel, del Arco Operativo asiático.
Hicieron su entrada y ocuparon cuatro asientos a derecha e izquierda del Lord como muestra de humildad ante la persona sobre la cual recaía el peso de llevar el encuentro. En lugar de alimentos, frente a ellos habían colocado primorosos juegos florales en la consciencia de que sus fragancias si agradarían a tan ilustres e importantes eminencias.
Elocuente silencio produjo la entrada de los arcángeles cuya presencia confirmaba la trascendentalidad de aquella reunión. Tras una señal del anfitrión, el Concilio comenzó siguiendo la tradición de los “Sombras”, es decir, comiendo. Y mientras engullían guisos y fritos, pescados confitados y frutas en almíbar, patatas asadas, y surtidas ensaladas, sopas de aves del bosque junto a panes de escogido maíz o fina harina, a demás de enormes trozos de jugosa ternera que, sobre rabiosas brasas, al amparo de la campana de piedra de la chimenea principal, hacían crujir explosivas gotas de grasa que despedían sabrosa humareda, todo en medio del trajinar de jaras de vino y cerveza en las callosas manos de las doncellas escogidas; Lord Burdock, que a su edad ya no sentía tantas necesidades, levantó su copa y la golpeó un par de veces con el tenedor de plata. El ritmo de los cubiertos disminuyó un poco, lo que significaba atención total, aunque siguió el trasiego de exquisiteces.
_”Hermanos míos”_dijo el Lord una vez captada la atención y dando inicio al histórico discurso que cambió para siempre a sus congéneres_” Gracias por estar todos juntos en esta ocasión tan especial. Doy gracias igualmente a los arcángeles presentes que velarán porque lleguemos a sabias conclusiones. Gracias infinitas al Creador que vela por nosotros, desde aquí depositamos un beso de amor en su mejilla. Hermanos, entramos en una era que estará marcada por acontecimientos que afectarán la actividad de los “Sombras” en todo el mundo. Nuestro pronóstico en el tiempo alcanza, aproximadamente, los ciento cincuenta años por venir y, si se confirman las sospechas, también influirá en la concepción de nuestro trabajo aquí, en la tierra.
Llevamos cientos de miles de años con el ser humano. Con el actual ser humano y con el diseño anterior, ya desaparecido. Hemos estado a su lado a los largo de todas las edades de su historia. En la discreción, la invisibilidad, apoyándole, ayudando a que no olvide, a pesar de su caprichosa conducta, que es un ser profundamente amado por el Universo y eterno merecedor de mejores horizontes. Les recuerdo a ustedes, queridos hermanos, que esta noche honramos a los millones de “Sombras” que aportaron lo mejor de sí al Plan Maestro del Sueño de Dios. Y regresaron a La Fuente con la certeza de haber hecho lo mejor que pudieron, dadas las circunstancias de la época que les tocó vivir.
La nuestra, nuestra época, el ciclo en el que estamos, nos muestra nuevos retos para los que, desde mi humilde opinión, ya no estamos tan preparados como en siglos anteriores.
El ser humano, según las predicciones canalizadas, continuará desarrollando la potencia industrial a escala planetaria. Inglaterra junto a Alemania, Bélgica, Francia, Italia, los jóvenes Estados de Norteamérica entre otros, saben que los modos de producción están cambiando y que tal realidad influirá en la manera de ver la filosofía, la religión, la espiritualidad y las relaciones entre personas, culturas y países. Hermanos, nos hemos hecho viejos, nuestro diseño necesita cambios, sin los cambios, no estaremos a la altura de los futuros retos. Los humanos, cada vez más, dominan la fuerza de la electricidad, también el huso del vapor, comienzan a mover pesos increíbles sobre líneas férreas y los barcos en las rutas marítimas son más capaces, poderosos y seguros. La posibilidad de dominar el arte de la navegación submarina se perfila a pasos agigantados y el dominio del aire, gracias a artefactos movidos por pequeños motores, se hará realidad en pocos años igualando, por vez primera, a los humanos con una facultad reservada, desde el inicio de la creación, a los ángeles.
Pero lo peor está aún por llegar. Y les aseguro que estuve comprobando datos con otros hermanos que sintieron lo mismo a lo largo de los últimos dos años previos a este Concilio. En el verano de 1914, en el próximo siglo, comenzará una guerra de proporciones nunca vistas, naciones contra naciones incendiarán los mapas y cambiarán las líneas que los marcan. Armadas jamás vistas se enfrentarán sobre y bajo la superficie de los océanos y el nivel de crueldad al que se llegará será de proporciones inmensas. Nuevas armas dejarán obsoletos los actuales manuales militares y los humanos se matarán en inútiles trincheras y en combates en el aire movidos por máquinas aladas y artilladas que desafiarán las leyes inmutables de la gravedad. Nadie estará seguro en las ciudades, carruajes metálicos, inmunes a las balas, atravesarán barricadas pasando por encima de personas y alambradas disparando cañones móviles en escenarios donde antes se usaban caballos. Veo humo, mucho humo y sufrimiento, fabricas ensamblado piezas para matar a escala nunca vista, y esta noche, a varios años de estos futuros acontecimientos, hago las siguientes preguntas, ¿Nos quedaremos con las manos cruzadas? ¿Seremos capaces de estar a la altura de los cambios que esconde el porvenir? ¿Acaso no es hora de replantearnos la parte divina de nuestro diseño y cambiarlo por otro más eficiente y armonioso con las necesidades de los humanos del futuro? Esa es la razón central de este encuentro, debemos escuchar lo que sienten y piensan los hermanos convocados porque la línea temporal por la que se rige esta dimensión que habitamos, a comenzado a torcerse peligrosamente y en nosotros está el cumplir el pacto con los ángeles y el Creador. Ayudemos a que la humanidad sobreviva a sus propios errores.            

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